Descripción del blog

Combinación de escritos e imágenes, palabras y esbozos, o, al fin y al cabo, letras y trazos. Textos variados con sus respectivos dibujos de aquello que evocan. Aquí encontraréis aproximadamente cada semana una dosis de ideas y sensaciones, un intento de transmitir nuestra visión de la realidad, o de hecho, nuestra ficción.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Micro relatos 3 (ordenar a gusto del consumidor para crear su historia)

Si queréis ver más micro relatos aquí tenéis una recopilación con todos Micro relatos.

  1. Mi cabeza está mal de la cabeza.
  2. No estaba hecha para él. Ni él para ella. Pero se hicieron un poco a los dos.
  3. Suena la lluvia lejos… lejos… lejos sonaba la lluvia.
  4. - No me encuentro bien. 
    - ¿Qué le sucede? 
    - Que me cuesta mucho. 
    - ¿El qué?
    - Encontrarme.
  5. Eran almas que no se querían pero al menos se compartían. Jugaban a ser felices juntas, como quien juega a la ruleta rusa, hasta que no sonaba el bang eran muy felices.
  6. Y borracho los días pasaban más rápido si eran de noche.
  7. El club de los corazones rotos siempre quedaba los domingos por la tarde, porque las mañanas las pasaban buscando trozos.
  8. Y como estaba loco le dijo:
    - Me vuelves cuerdo nena.
  9. Le estremece pensar que algún día en lugar de desearla, deseará olvidarla.
  10. Él era campeón mundial en aguantar la mirada a desconocidos por la calle. Ella quedó segunda en pasar sin mirar los escaparates de los centros comerciales. Y claro, uno mirándola a los ojos y la otra que no quería desviar la mirada a los escaparates.
  11. - Eres monógamo?
    - Del todo, sólo me quiero a mí mismo.
  12. Tras meses de excavación al fin encontraron el fósil. El último ser humano sensible.
  13. Tal vez era aquello a lo que llamaban amor en las películas americanas que miraba los domingos por la tarde pero como no sabía qué hacer con él lo acabó dejando en un rincón hasta darlo por perdido. 
  14. - ¿Quién es el último?
    - Yo.
    Y se situó justo delante suyo en la cola.
    - Perdone, estaba yo antes.
    - Pero ha dicho que es el último.
    - Sí claro, pero ahora usted es el último.
    Algo extrañado se situó al final de la cola, y como era el último cada vez que entraba alguien lo dejaba pasar. Y esperando a la muerte, fue el último en morir.
  15. - No has cambiado nada. Es una pena.
    - ¿Por qué? ¿No decías que te gustaba como era?
    - Por eso mismo, es una pena.


domingo, 22 de diciembre de 2013

La noria





"Y de repente sin haberlo pedido, allí arriba. La noria giraba pero sin saber porqué yo seguía en el mismo sitio sin moverme, consciente del movimiento pero negándome a seguir con él. 
Se veía todo desde esa altura. A la derecha mi primer día de colegio, con el uniforme granate y gris, inocentemente ridículo. Y me creía mayor. Daban ganas de acercarse a mí, y con la mano abierta pegarme una ostia que recordara hasta hoy. Que no te enteras. 
Hacia el centro estaba la cama sobre la que dormía hasta unos minutos antes. Qué agradable parecía… Tal vez de un salto, calculando bien consiguiera llegar. 
Aún sin moverme empezaba a sentir las nauseas. Nunca me habían gustado los columpios y mucho menos las norias. Miré a mi alrededor desesperado y detrás mío estabas tú, sentada con las manos cruzadas sobre las piernas, mirando nostálgica nuestro primer beso que sucedía en ese preciso instante mirando hacia el mar a unos treinta metros de la noria. Qué asco me diste, y cuantas ganas tuve de lanzarte al suelo. Pero tenía miedo de que al hacerlo muriera tu recuerdo y es que en el fondo no quería perderte. Así que no hice nada.
No tenía ni puta idea de cómo bajar, y empezaba a ponerme nervioso. Tenía que levantarme en diez minutos y yo seguía arriba en la noria, como atalaya de toda mi vida. Así que sólo quedaba saltar. Busque la cama, que estaba al lado del invierno en que nevó en casa y éramos todos casi felices porque, bueno, simplemente porque nevaba. Me subí a la barandilla, con el viento zarandeándome y yo intentando mantener el equilibrio. No sabía qué podía suceder si no caía sobre la cama. Igual me levantaba en ese invierno. No estaría tan mal. Era un buen invierno. Nevaba. Pero el riesgo era demasiado grande, y podía caer sobre las dos semanas sin salir de casa acompañado de cinco penas y sesenta y tres latas de cerveza. Así que a la cama. Salté, y sentí el vértigo. Sentí el aire y la libertad. Sentí tu mirada clavada en mí mientras caía. Sentí la libertad de no depender de uno mismo. Sentí el miedo de no depender de uno mismo. Y sentí el suelo, a unos centímetros de la cama."

domingo, 15 de diciembre de 2013

Mal día





Hoy es un buen día para ser ciego.
No distinguir entre blancos y negros,
verlo todo gris.

Hoy es un buen día de sordera.
No escuchar ni el llanto ni el grito,
que todo ruido surja de dentro.

Hoy es un buen día para enmudecer.
Que nadie sepa lo que dices,
que nadie juzga lo que piensas.



Hoy en definitiva es un mal día.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Mañanas de tinta y agua

Aprovechando que hemos llegado a las 10.000 visitas y que hace un año empezábamos este proyecto que ahora es Letrazos, hemos decidido cambiar toda la estética del blog. Gracias a todos los que nos habéis acompañado y esperamos que os guste el cambio. Estaremos encantados de recibir vuestra opinión al respecto. Gracias de nuevo y a compartir!





Hoy me levanto y me pongo a escribir.
No entiendo qué pasa estos días,
tal vez alguien los puso del revés
y la mañana se me hace noche mientras duermo
y no como tendría que ser.

Esta noche las nubes querían romper el cielo,
con sus gritos y sus finísimos dedos.
Truenos y relámpagos.
Pero miro y ahí está, intacto.
Es demasiado viejo para morir tan joven.

Y así las nubes protestando
han decidido ahogarnos,
y ahora la lluvia me ciega, 
y mi barco navega.
Pero creo que es culpa del alcohol
que mece esta cama traicionera.

Es sábado y ya parece domingo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Temprano dentro y tarde fuera




Llega el día antes que yo, 
llego tarde y me levanto,
siempre me pasan las horas,
son las diez y yo me quedé con las nueve.

Es temprano dentro y tarde fuera,
tal vez es que no va bien esta cabeza 
y se me olvidó ponerla a la hora de nuevo.

Abro la ventana y ahí está el día, 
esperando a que lo reciba.
Le digo espera, espera que ya vendré luego.
Cierro y me vuelvo dentro.

Qué miedo me das, qué quieres de mí,
si no soy más que uno más aquí.
Llévate a los demás
y a mí déjame en paz.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Sin saber cómo


Como el café que se posa en el fondo de la taza, sus ojos cayeron en la profundidad de la noche y se fijaban en las sombras que creaban los tímidos reflejos de la Luna, intrusa en esa negrura. Sin quererlo se acercó a rodear su cintura cual autómata, sus gestos dictados por algo externo, recorriendo las curvas de su cuerpo, cada vez más abajo, cada vez más húmedas. Sin saber cómo acabaron sobre el colchón que formaban las hojas del parque desierto. Sin saber cómo se dejaron llevar por la noche, por la Luna, que les contó cómo mover los dedos, cómo susurrarse a la oreja. La luna y la noche les enseñaron a amarse y desde ese día se lo debieron todo.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Sueños y pesadillas


"Coger los sueños del revés y convertirlos en pesadillas, que las tengo acostumbradas.
Me dan más miedo ellos, que cada noche me cuentan lo que no podrá ser.

Y duelen, coño, cómo duelen los sueños basados en hechos irreales.
Y escuecen, coño, cómo escuecen los cuentos sin finales.

Voy a dormir, que es lo más parecido a morir, que me canso de mí.
De andar sin llegar, de comer sin hambre y de beber sin alcohol."

viernes, 1 de noviembre de 2013

Micro relatos 2 (ordenar a gusto del consumidor para crear su historia)

  1. -¿Me estoy volviendo esquizofrénico?
    -¿Decías algo?
    - Nada, hablaba conmigo mismo.
  2. Aquella noche la Luna le pareció por primera vez una desconocida. Una extranjera en la noche. Por supuesto eso le hizo sentirse muy solo.
  3. Las historias que valen la pena contar nunca serán escritas.
  4. Siempre estaba allí, viendo los trenes pasar. Siempre pensé que esperaba a alguien, hasta que le pregunté y respondió:
    -Lo único que espero es el día en que tenga el valor a subirme a uno de esos y largarme de aquí.
  5. Era de esa clase de personas que hablaba como si quisiera cambiar el mundo.
  6. No había ninguna razón para llorar. Ni ninguna para reír, por eso lloraba.
  7. -No me gusta tu culo.
    -Eso no importa.
    -¿Por qué?
    -Porque no pienso darte nunca la espalda.
    -Eres asquerosamente cursi.
  8. Estaban a la luz de una farola, en su portal.
    -Espera, ¿en qué piso vives?
    -En un cuarto.
    Y la besó tan fuerte que cuando sus labios se separaron iban por el tercero.
  9. Siempre había querido visitar Copenhague.
    Pero la lápida pesaba demasiado.
  10. Se enteró que estaba muerto por la wikipedia. Era ya 12 de noviembre y él murió el 9.
  11. Contábamos las horas con relojes sin manecillas que no dejaban pasar el tiempo.
  12. -Nunca quise herirte.
    -Entonces nunca me quisiste.
  13. -Casi siempre escribes sobre amor.
    -Y sobre ti.
    -¿Por qué?
    -Porque es lo único que no entiendo.
  14. No se dio cuenta de que estaba triste hasta que vio las lágrimas en el espejo.
  15. Por fin aprendió que olvidar era recordar su ausencia, y no la ausencia de su recuerdo.
  16. Los niños pasaban uno a uno por el paso de cebra.
    -¿Por qué saltáis?- preguntó uno rezagado.
    -Lo negro es lava- respondieron.
    Y sin pensarlo dos veces pisó el asfalto, con decisión.
    -¡Mirad! Puedo andar sobre la lava.
  17. Era mucho mejor tener alguien en quién pensar que alguien a quien olvidar, aunque sólo era cuestión de tiempo.


sábado, 26 de octubre de 2013

El tiempo siempre corre más rápido


“El ruido de los pasos acelerados contra el suelo,
Tic tac como un reloj gastado de pared.
Presión, alivio, presión, alivio, alivio pero seguía el miedo.
Miedo y sombras pegadas a sus zapatos.
Pesadillas y susurros aparecen en sus sueños.
Manecillas y horas que pasan a su lado.
 ¿De qué huyes? preguntan.
¿A dónde vas? quieren saber.
No tengo tiempo, responde.
 Y por mucho que huyera le atrapó.
Y ahora el suelo ya está encima.
Y ahora las horas ya no pasan.
Ya no hay sueño ni pesadillas.
Solo un ligero tic tac,
los golpes ahogados
de los recuerdos que quieren salir.”


sábado, 28 de septiembre de 2013

A trozos


"Seguramente pasaba desapercibida por las calles de Barcelona. Seguramente sus ojos nerviosos no se encontraran con otros que la miraran ávidos de belleza. Probablemente después de cinco minutos de conversación no despertaba un gran interés. Pero puedo asegurar que si te fijabas con esmero en ella, la aislabas del resto del mundo y en lugar de hablar con ella la escuchabas en silencio, fijándote en el calmado vaivén de su pecho al respirar, en la comisura de los labios que se curvaban para pronunciar con una voz dulcemente monótona palabras que sin saber porqué costaba olvidar, os aseguro que se convertía en la criatura más bella que hayáis imaginado. Estaba hecha a trozos, como si hubieran cogido las piezas más bonitas de los más impresionantes rompecabezas y las hubieran intentado encajar. Como una novela escrita con las mejores frases de las obras más importantes de la literatura, escritas sin ningún orden lógico, formando una historia inconexa, sin punto de inicio, ni trama, ni final. Como un lienzo compuesto por una pincelada de los más grandes artistas que nos ha regalado la historia, como si uno a uno hubieran cogido el pincel y plasmado un sólo trazo. Estaba hecha a trozos sí, y eso la hacía horriblemente frágil, espeluznantemente bella y deliciosamente única."

martes, 24 de septiembre de 2013

Sin punto seguido


Las nubes se convirtieron en un lienzo sobre el que reflejabamos nuestras dudas. Estar estirados en la hierba, cogidos de la mano, no nos hacía estar más juntos, al revés, nuestras mentes se escapaban con esas nubes, cada uno seguíamos la nuestra, deseando que se nos llevara. Desvié la vista de mi nube y la miré ¡Qué extraña me pareció ese día rodeada de verde mirando al cielo! Ya intuía la ruptura, cómo se rasgaba el velo que llevábamos todo ese tiempo tejiendo. No me dolió, tal vez un poco, pero en el fondo lo que sentí fue resignación y un vacío al que daba vértigo asomarse. Ella también desvió la mirada y me miró, con esos ojos penetrantes que clavados en mí me hicieron sentir tan pequeño... Volvimos entonces los dos a nuestra nube, nos dejamos llevar y lograr al fin dejar las cadenas atrás, pronunciar con la boca seca esas palabras que tanto tardaron en juntarse una tras otra, en los movimientos ligeros de cabeza que condenaban tantas horas a un silencio pactado, en miradas de indeseada comprensión, al fin y al cabo, en resignación, en certeza de un final temido e inevitable que llega inexorable. 

Estem molt contents de tornar aquest curs amb una nova temporada de Letrazos, esperem que us agradi.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Micro relatos (ordenar a gusto del consumidor para crear su historia)


  1. Era de esa clase de personas a las que les encanta pasar entre las parejas por la calle.
  2. Ella había pasado página, 
    él seguía escribiendo la última.
  3. Cuando me aburro pienso en ti.
    Y me aburro mucho.
  4. Era un chico que siempre empezaba los helados de cucurucho por la punta.
  5. ¿Te imaginas lo raro que sería el mundo sin el color verde?
  6. ¿Y sabéis lo más divertido? La estatua de la libertad no sabe leer.
  7. Concentrado en avanzar, poner un pie delante del otro, no se dio cuenta de que andaba en círculos.
  8. Irse con la certeza de volver fue un viaje sin sentido. Comer y no saciarse. 
  9. Se quedó de pie pensando en lo bien que se estaría sentado.
  10. El abrigo le daba calor, pero fuera hacía frío. Así que se lo quitó para decir: Joder qué frío.
  11. Tú me diste una razón para llorar y cien para reír. Pero lloré. Y reí más.
  12. -¿Crees en el destino?
    -De hecho lo conozco.
    -¿Y cómo es?
    -Un imbécil, y además siempre llega tarde.
  13. -Me vuelves loco.
    -Menuda tontería.
    -No, enserio. Soy esquizofrénico.
  14. -¿Sabes qué diferencia hay entre tu te quiero y el mío?
    -¿Cual?
    - Que yo lo digo porque me lo creo y tú lo dices para ver si te lo crees.
  15. -No para de llover.
    -Igual es el cielo, que está triste.
    -Estoy harta de la lluvia.
    -Y yo de que estés triste.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Amor a primera y a última vista

A primera:

-Oye, ¿tú crees en el amor a primera vista?
Menuda pregunta. Menuda estupidez. Amor a primera vista dice. Qué sentido tiene preguntarle eso a alguien incapaz de tener una relación ¿A qué se refería? ¿Si alguna vez había visto a una chica y se había enamorado de ella? Pensó en las chicas del instituto, en las chicas en general que habían pasado por su vida, sus líos de verano¿Había sido alguna "amor a primera vista"? Si ni siquiera se había enamorado. Pero entonces pensó en las desconocidas. En todas aquellas que habían pasado fugazmente por su lado en el metro o sentado en frente en el tren. Todas aquellas cuyas lineas vitales se habían cruzado momentáneamente, sin llegar tan siquiera a hablarse. Pensó en las historias que creaba su cabeza incapaz de atreverse a más. En los juegos de su imaginación, la creación de vidas, futuros. En como iba a fugarse con la chica sentada a tres asientos en el vagón, dirección Barcelona, con la que se bajaría en la estación de Francia y cogerían el cuarto tren que llegara a la estación y se bajarían en la séptima parada, repitiendo lo mismo cada vez que se bajaran de un tren, hasta llegar a una ciudad totalmente desconocida, se mirarían y sabrían que aquél era el lugar que andaban buscando. O tal vez aquella chica que apareció una vez en clase a la que nunca había visto. Con ella dejaría la universidad y abrirían una pequeña librería en un barrio de Londres, especializada en libros cuya última palabra fuera esdrújula ¿Era eso amor a primera vista? Cada semana estaba plagada de esas realidades alternativas con las que su cabeza se entretenía, con las que se distraía, aunque nunca se atreviera a llevar a cabo ninguna de ellas, ya que seguramente todas esas chicas lo tomarían por loco. Seguramente pensaría lo mismo la que ahora tenía enfrente, con la que la primera vez que la vio se imaginó cruzando Europa en autoestop, conociendo cantidades ingentes de gente interesante, gente viva. Colándose en trenes, comiendo en casa de desconocidos y durmiendo siempre en lugares sobre los que habían leído en sus novelas favoritas. Por eso cuándo ella volvió a preguntarle.
-Eo ¿me oyes?, crees o no en el amor a primera vista.
Él respondió:
-Claro que no. Eso es sólo para la gente guapa.

A última:

Justo entonces él dio un paso atrás, huyendo de lo que tanto tiempo le había perseguido.
-Tranquilo, no muerdo.
-No, pero dueles. Y es peor.
Y ella se lo quedó mirando, recordando todos los momentos que se evaporaron con el calor del olvido, y volvieron a condensarse hasta escocerle, y él corrió lejos, y ella se quedó de pie, sudando los recuerdos.

martes, 6 de agosto de 2013

(LeTrazos a l'estiu)

Fins ara no havia pogut penjar res, però ara que ja tinc escàner us deixo amb alguns dibuixos que he anat fent aquest estiu:

CROQUIS




A L'ESPERA





miércoles, 31 de julio de 2013

Las manecillas del reloj nunca dan las doce.

Las manecillas avanzaban a trompicones, la segundera marcaba el paso de la marcha, mientras las otras, marciales, la seguían. Sus ojos las acompañaban himnotizadas, en trance, observando el pasar del tiempo materializado en aquella pequeña esfera atada a su muñeca, compañía de la que aún no se había acostumbrado al ser su primer reloj. El mecanismo le resultaba pesado al final de su pequeño brazo de nueve años.
Siguió el movimiento de las manecillas que brillaban en la oscuridad de su habitación. Sus padres creían que dormía pero ella quería seguir el acontecimiento en que el reloj marcaría el cambio de día, espectante ante tal suceso ahora que era capaz de medir el tiempo. Se preguntó si parando el reloj, pararía también el resto del mundo. Pensó que era absurdo ya que en el mundo existían muchos más relojes que con su tic-tac marcaban el ritmo frenético de la sociedad. Pero ¿y si se paraban todos los relojes del mundo?¿ Y si nadie supiera qué hora era?¿Y si...? El sueño empezaba a apoderarse de su mente infantil que se colapsaba con tantas preguntas y aún así lo venció debido a la emoción de permanecer levantada hasta tan tarde y al hecho de que a la segundera le quedaba tan solo media esfera para el gran momento. Cuenta atrás diez, nueve, cuatro, tres, dos, uno. Los ojos se le abrieron como platos y las pupilas se dilataron esperando absorver más luz de la que recibían para captar el momento. Nada sucedió a su alrededor aunque había descubierto un terrible secreto. Las manecillas, limitadas por su movimiento acompasado, nunca señalaban exactamente a la vez el pequeño doce que era principio y final del ciclo horario. Mejor dicho, las manecillas del reloj nunca daban las doce. 
¿Era ella la única que se había dado cuenta? ¿Que sucedía en esa pequeña fracción de segundo que no existía?¿ No querría eso decir que si nada pasaba, todo era posible en aquel minúsculo lapso de tiempo? Minúsculo y aún así pensó que eterno, ya que se repetiría cada día. Sin duda había descubierto un terrible secreto. Pero tal vez era cosa de su reloj, un fallo, un error. Tal vez estaba roto. Así que al día siguiente, en que adormecida asistió a la escuela, no habló con nadie asustada por lo que sabía, volvió a casa y cuando quedaba poco para las doce se fue sigilosamente a la cocina y esperó mirando al inmenso reloj de pared. Diez, nueve, cuatro, tres, dos, uno. Imposible. Era cierto. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. No existían las doce, no existía el cambio de día. Era un proceso brusco, ahora la manecilla está en hoy y un segundo después es mañana, pero sin punto de inflexión, sin equilibrio ¿Qué sucedía realmente? 
Sin duda, todo aquello que creía que no existía, todos sus miedos y sueños, los recovecos de su imaginación que no congeniaban con la realidad, los personajes de los cuentos, todo aquello que le habían dicho que no era "real" perdió el sentido al descubrir una parte del tiempo que formaba parte de ese mundo irreal, un momento del día que no pertenecía a la realidad. Así pues ¿no podía ser que convivieran en ese momento, en ese instante, todas las irrealidades del mundo, en su pequeña fracción de tiempo irreal que se escaba del reloj?  
Y claro, la llamaron loca, y se burlaron de ella. Pero cada noche, en el momento en que las manecillas se acercaban a medianoche, su corazón se acompasaba con el tic-tac del reloj, y durante esa pequeña fracción de segundo, ella era feliz en su irrealidad. Y eso era mucho más de lo que nadie tenía en su aburrido y real día dominado por unas manecillas incapaces de marcar el verdadero paso del tiempo con su avanzar imperfecto, limitado.

martes, 23 de julio de 2013

Historia de un idiota cualquiera

Esta es la historia de un idiota cualquiera. De hecho podría tratarse del propio lector, o incluso, del abajo firmante. Pero no es el caso. El idiota de nuestra historia era el paciente de un psicólogo amigo de un primo lejano mío, de esos que te encuentras en bodas y en bautizos, y que en una de estás me contó esta divertida anécdota que he decidido pasar a papel para que no se pierda y así todos podamos aprender algo de ella.

lunes, 22 de julio de 2013

LeTrazos a l'estiu

Durant l'estiu, com estem de merescudes vacances, anirem penjant cadascú des de la seva conta el que ens vingui de gust, més que res perque no es quedi mort el blog. Per tant per part meva, ja que el de dibuixar se'm dóna encara pitjor que escriure, faré honor a la part de Letras i deixaré els Trazos per quan torni la Joana.

Matins d'estiu

   El mar iba y venía, dejando regueros de espuma que a él le recordaban a la cerveza. Inmediatamente mojó los labios en la lata, que ya estaba vacía. De hecho llevaba mucho tiempo vacía. El calor era insoportable y la tierra quemaba pero ya se había acostumbrado. Pensó en las novelas de náufragos y cómo enloquecían en esas playas paradisiacas que para muchos son destinos turísticos y para otros cárceles abiertas al mar. 
   Suspiró y lanzó la lata al mar, que volvió a escupirla, como siempre, como cuando él había intentado huir con una barca hecha con trozos de madera. Sin duda estaba loco ya, porque volvió a coger la lata y a darle un sorbo. 
   Seguramente no recordaba el día en que decidió hacerse náufrago. Ni cuando salió de casa, cogió el coche y se dirigió a la costa más cercana. Ni cuando rompió la ropa que llevaba hasta hacerla jirones. Tan sólo recordaba su playa, porque en realidad era todo lo que tenía. Tal vez no había encorado contra un arrecife haciendo pedazos el barco del que era capitán. Simplemente todo él había encallado en un lodazal, su trabajo, su familia, sus amigos, no eran más que los tripulantes de aquel barco que decidió dejar atrás. Porque era mejor tener una isla a la que poder llamar suya, que una vida a la que no poder llamar vida. Y sí tal vez había enloquecido, y sí, a tan solo veinte quilómetros de allí pasaba la autopista, pero él tenía su isla, y por más que intentara huir en sus tablones, se alegraba cada vez que el mar le devolvía, al igual que a la lata.
   Mientras el Sol lo miraba desde arriba, preocupado porque esa noche había fiesta en el cielo, pero a él no le dejaban nunca salir hasta tarde.

Nits d'estiu

-Déjame en paz.
   La farola recortaba sus figuras, en una calle dónde la noche no dejaba ver más que gris, y su luz era la única superviviente.
 -Deja de seguirme por favor. Lo nuestro se acabó, no aguanto más. Han sido muchos años pero los dos sabemos que no podemos seguir.
   Restaron unos segundos inmóviles, esperando a que el otro dijera algo. El silencio se hizo incómodo justo cuándo empezaron a escuchar los ruidos de la noche, y les quedó la extraña sensación de que alguien les observaba. Tal vez la Luna les había prestado atención después de ver que no echaban nada en la tele. Y es que ser Luna tiene ese problema, que a esas horas no dan nada.
 -Sé que ha sido mucho tiempo y no puedo quejarme de ti, he estado bien hasta ahora. Simplemente no quiero seguir. No digo que no nos vayamos a ver nunca más, pero creo que me agobia el hecho de que estemos todo el día juntos y quiero un tiempo para mí.
   Y la sombra confusa no entendía nada de lo que le decía. El hombre al que llevaba media vida pegada le estaba hablando, eso estaba claro, pero no entendía como después de tantos años no sabía que las sombras eran sordas. Tampoco le importaba lo que dijera, ella sólo pensaba en su casa del campo y en lo crecidas que estarían las petunias.
   Él, harto de hablar con su sombra, le dio la espalda y se alejó hacia la oscuridad, lejos de la luz de la farola. Y entonces la sombra se perdió entre las sombras.

sábado, 27 de abril de 2013

domingo, 10 de marzo de 2013

Soberbia

I aquest pel Pol, que volia veure'n un en què s'hagués fet primer el dibuix i després l'escrit! :)

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